Los síntomas mas frecuentes son el dolor y
la impotencia funcional.
Puede, si la fractura está desplazada,
existir una deformidad importante. Dicha deformidad consiste en que el hombro
está descendido con respecto al sano, desplazado hacia anterior y puede verse
más estrecho que el contralateral, por el acortamiento.
Puede observarse una prominencia ósea bajo
la piel, crepitación a la palpación o signo de la tecla, si hay movilidad entre
los fragmentos.
Al cabo de unas horas puede aparecer una
equimosis en la fosa subclavicular que suele extenderse hasta la región pectoral.
El examen radiográfico resulta
imprescindible. Nos informa del tipo de fractura, localización, desplazamiento
de la fractura, existencia de tercer fragmento o lesiones asociadas.
Ocasionalmente serán necesarios la RMN y el escáner o TAC.
-La clasificación se establece por el lugar
de localización de la fractura:
.Fracturas del tercio medio. Son las más
frecuentes. La forma de S itálica favorece el cizallamiento en esta
localización. Representan el 75-80% del total de las fracturas de la clavícula.
.Fracturas del tercio interno. Son raras.
Representan menos del 5%.
.Fracturas del tercio externo. Son más
frecuentes. Representan el 20% y son mas complejas pues pueden comprometer la
estabilidad del cinturón escapular dependiendo la afectación de los ligamentos
coraco-acromiales y de la articulación acromio-clavicular.
Se subdividen en:
.Tipo I: laterales a los ligamentos
.Tipo II: a través de los ligamentos
.Tipo III: afectación acromio-clavicular
con ligamentos estables
-Tratamiento
El tratamiento va a depender del tipo de
fractura y del tipo de paciente (deportista de élite o deportista ocasional).
La mayoría de las fracturas de clavícula
tienen un buen pronóstico con el tratamiento ortopédico, pero el periodo de inmovilización
y de rehabilitación posterior hace que, en deportistas de élite o
profesionales, se opte por la cirugía.
El tratamiento ortopédico está indicado en
la mayoría de las fracturas del tercio medio e interno, en los tipos I, III,
IIa. También es el tratamiento de elección en niños. Se coloca un vendaje
reductor en “ 8”, un cabestrillo o un vendaje que controla las rotaciones del
brazo, tipo Gilchrist. Hay que vigilar la circulación distal (pulso,
temperatura de los dedos y de la mano) y la sensibilidad (parestesias,
adormecimiento de los dedos).
El
plazo de inmovilización es mas corto cuanto mas joven es el paciente. En los
niños suele ser suficiente con 3 semanas y luego protección del ejercicio otras
tres semanas, en los adultos puede ser necesario utilizarlos durante 4-6
semanas. Aunque, clínicamente, los pacientes mejoran pronto del dolor y de la
movilidad los signos radiológicos de consolidación son más tardíos.
Tras la intervención quirúrgica, los plazos de
recuperación para volver a la práctica deportiva oscilan entre tres o cuatro
semanas, en los niños, seis a ocho en los jóvenes y ocho a diez en los adultos.
La deformidad residual, un callo hipertrófico o,
por el contrario, la pseudoartrosis pueden ser complicaciones a medio plazo,
principalmente por falta de indicación del tratamiento correcto. Una
inmovilización demasiado prolongada puede producir rigidez del hombro.
Las cirugía tiene complicaciones específicas:
cutáneas (cicatriz queloide), infección o no consolidación, rigidez o
adherencias, en algunos casos. A pesar de la cirugía puede aparecer, si no se
cumplen los protocolos de recuperación y quirúrgicos correctos (como evitar una
osteosíntesis insuficiente), una pseudoartrosis.
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